XI.    RELATOS, EPISODIOS, LEYENDAS Y SUCESOS

 

En este capítulo encontraremos una serie de hechos notables y acontecimientos del “real poder” de esta Soberana Madre, y lo mucho que puede hacer por cada uno de nosotros.

 

 

RELATOS MARIANOS

 

1. VISITA DE LA VIRGEN Y SU CORTE CELESTIAL A SANTA CLARA

2. SANTO DOMINGO OBLIGA A LOS DEMONIOS A CONFESAR A LA VIRGEN

3. SAN VICENTE FERRER ACECHADO POR EL DEMONIO

4. RELATO QUE NARRA UNA VISIÓN DEL CANCILLER GERSON

5. SAN ALBERTO MAGNO

6. BEATO JUAN DUNS ESCOTO

7. SAN ANDRÉS CORSINO

8. SAN FRANCISCO DE PAULA

9. SAN FELIPE NERI

10. SAN PABLO DE LA CRUZ

11. UN PECADOR SE CONVIRTIÓ LEYENDO “EL SECRETO DE MARÍA”

12. LA CONVERSIÓN DE ALEXIS CARREL

13. LA LEYENDA DE TEÓFILO

14. SAN ILDEFONSO Y LA CASULLA DE LA VIRGEN

15.  LA ORDEN DEL CARMELO

16. EL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN
17. LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO
18. LA DOLOROSA DE QUITO
19. EL MILAGRO MÁS CÉLEBRE DE LA VIRGEN MARÍA

1.      VISITA DE LA VIRGEN Y SU CORTE CELESTIAL A SANTA CLARA[1] 

Relato que narra los últimos momentos de la santa:

 

“Santa Clara, yace moribunda, varias hermanas velan por su estado. Una de ellas, la Hermana Bienvenida se para a reflexionar sobre la grande y maravillosa santidad de Madonna Clara; y, al hilo de este pensamiento, le parece ver que toda la corte celestial se pone en movimiento y se prepara para honrarla. Y especialmente nuestra Virgen María, trae unos vestidos propios para adornarla. Mientras piensa e imagina esto, ve de pronto con los ojos de su cuerpo - ¡Juraría que lo ve! - a una muchedumbre de vírgenes, vestidas de blanco, coronadas preciosamente sus cabezas, que se acerca procesionalmente y entra por la puerta a esta habitación. En medio de las vírgenes, cerrando el claro y resplandeciente cortejo, una destaca entre las demás por esbelta y por bellísima; La Virgen lleva también una corona mayor, más preciosa, rematada en una bola de oro que despide tal fulgor, que ella sola hace refulgir toda la casa. El celeste cortejo virginal se acerca al lecho, le hace corona de beldad y de luz, y la Virgen se adelanta, se llega hasta Madonna Clara y tiende sobre ella y su lecho un velo finísimo; tan transparente, que aún bajo él se la ve perfectamente; y la misma Virgen, luego inclina su busto amorosísimamente sobre el de ella, dándole un beso dulcísimo. Y, enseguida, toda la visión se esfuma. La feliz testigo se percata ahora de que tiene los ojos arrasados de lágrimas”.

 

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2.      SANTO DOMINGO OBLIGA A LOS DEMONIOS A CONFESAR A LA VIRGEN

Relato que narra este admirable hecho de Santo Domingo de Guzmán:

 

“En cierta ocasión, mientras Santo Domingo predicaba el rosario a una gran muchedumbre, le presentaron un albigense poseído del demonio; exorcizólo el Santo y arrojando su rosario sobre el cuello del poseso le preguntó a los demonios, que de todos los santos del cielo, a quién temían más y a quién debían amar más los mortales. Los espíritus inmundos prorrumpiendo en alaridos ante semejante pregunta se resistieron suplicando al Santo que tenga piedad de ellos.

 

Insistió Santo Domingo a que respondieran a su pregunta mas todo fue inútil. Viendo que los demonios se negaban a decir palabra alguno se puso de rodillas y elevó a la Santísima Virgen esta plegaria: ¡Oh excelentísima Virgen María! Por virtud de tu salterio y rosario, ordena a estos enemigos del género humano que respondan a mi pregunta!. Los demonios gritando le rogaban al Santo que no los atormentara más, que les permita salir de ese cuerpo sin decir palabras.

 

Infelices sois e indignos de ser oídos, respondió Santo Domingo. Y arrodillándose, elevó esta plegaria a la Santísima Virgen: Madre dignísima de la Sabiduría, te ruego en favor del pueblo aquí presente -instruido ya sobre la forma de recitar bien la salutación angélica- ¡Obliga a estos enemigos tuyos a confesar públicamente aquí la plena y auténtica verdad al respecto!.

 

Había apenas terminado esta oración, cuando vio a su lado a la Santísima Virgen rodeada de multitud de ángeles, que con una varilla de oro en la mano golpeaban al poseso y le decía: Responde a Domingo mi servidor. Nótese que nadie veía ni oía a la Santísima Virgen, fuera de Santo Domingo.

 

Entonces los demonios comenzaron a gritar: ¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes sacas del infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos obligados -a pesar nuestro- a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas! Oid, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros. Un solo suspiro que Ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores.

 

Tened también en cuenta que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. ¡Ah! Si esta Marieta -así lo llamaban en su furia- no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías! Tenemos que añadir, con mayor claridad y precisión -obligados por la violencia que nos hacen-, que nadie que persevere en el rezo del rosario se condenará. Porque Ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.

 

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3.    SAN VICENTE FERRER ACECHADO POR EL DEMONIO[2]

Relato que narra cuando San Vicente Ferrer en algunas ocasiones fue tentado por el demonio. Uno de los más fieles biógrafos, el padre Vicente Justiniano Antist relata lo siguiente:

“Leía acaso otra noche el libro de San Jerónimo, que trata de la perpetua virginidad de nuestra Señora, y considerando que nadie puede ser casto sino aquel a quién Dios lo concede, según está escrito, comenzó a rogar a la Reina soberana que le fuese medianera con su Hijo Jesucristo, para que él muriese virgen, como hasta aquel punto lo estaba en el cuerpo y alma.

 

A deshora oyó una voz que le dijo: No da a todos Dios esa gracia de virginidad, ni tampoco la alcanzarás tú, antes la perderás muy presto. ¿Quién puede decir el desconsuelo y tristeza que sentiría el Santo con tan malas nuevas? No supo otra cosa que hacer sino rogar a la Reina del cielo (a quien en todas sus necesidades debe acudir el cristiano) que le revelase quién había sido el mensajero de ellas.

 

Aparecióle súbitamente nuestra Señora con gran resplandor, dentro de su celda y consolándole le dio aviso que aquellas eran asechanzas del demonio; las cuales a él no le debían quitar la confianza, pues Ella, que podía más que todas las furias infernales, jamás le desampararía”.

 

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4.      RELATO QUE NARRA UNA VISIÓN DEL CANCILLER GERSON[3] SOBRE EL DEPÓSITO DE LAS “GRACIAS DIVINAS’’: MARÍA  

“Subí a una cumbre muy alta. Desde allí abarcaba la inmensidad de la tierra y veía cómo por todas partes desfilaban ríos y ríos. Y todos ellos desembocaban en la inmensidad del mar. De pronto, el Señor levantó los ojos de mi espíritu y vi que aquellos ríos no eran ríos de agua terrenal; eran ríos de gracias divinas. Y vi pasar los ríos de las gracias que Dios comunicó a los ángeles, y los ríos de gracias que Dios derramó sobre el corazón de los querubines y serafines. Eran más ríos. Los ríos de las gracias que inundaron el alma de los apóstoles, el corazón de las vírgenes, el espíritu de los mártires, el alma de todos los santos. Corrían aquellos ríos como torrentes inmensos de la santidad de Dios. Y todas aquellas gracias desembocaban allá a lo lejos, en el mar. Y pregunté: ¡Cómo se llama ese mar de maravillas divinas que sólo pueden abarcar los ojos divinos! Y me respondía el ángel de la fe y el serafín del amor de Dios: ¡María, María!”.     

 

 

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EPISODIOS MARIANOS

5.    SAN ALBERTO MAGNO[4]

LA VIRGEN LO ESCUCHÓ Y LE CONCEDIÓ EL DON DE CIENCIA

San Alberto Magno, apenas tomado el hábito de Santo Domingo estuvo a punto de abandonar su vocación a causa de su poca capacidad para el estudio de filosofía, pero su devoción a la Santísima Virgen, a quien recurrió piadosamente en demanda de luces, lo salvó.

 

Una noche, mientras dormía, le pareció ver que mientras él colocaba una escalera en los muros del convento para fugarse, y comenzaba a subir por ella, de pronto aparecieron en lo alto de la muralla cuatro venerables damas entre las cuales una aventajaba a las demás en hermosura y majestad. Le pareció ver que éstas le impedían subir, y en vano intentó hacerlo por tres veces, hasta que por fin una de ellas le preguntó cuál era el motivo que le inducía a tomar aquella resolución. Alberto contestó:

 

“Me voy porque veo que mis compañeros hacen grandes progresos en la filosofía, mientras que yo me aplico inútilmente”.

 

Entonces la dama que le había hecho la pregunta, añadió:

 

“He aquí la Reina del cielo, Asiento de la Sabiduría, dirígete a Ella y conseguirás lo que deseas”.

 

Alberto, dirigiéndose a la Celestial Señora, le suplicó que le diese entendimiento para aprovechar en el estudio de las ciencias. María oyó benignamente su súplica y le aseguró que le concedería lo que deseaba, añadiéndole:

 

“Pero para que sepas que esta gracia la has obtenido por mi intercesión, llegará un día mientras estés enseñando públicamente, olvidarás de improviso todo cuanto hubieres aprendido[5]”.

 

Aquella visión no había sido solamente un sueño, porque a partir del día siguiente, Alberto hizo tan rápidos progresos en las ciencias, que deslumbró a todos por su talento y sabiduría. Explicaba con admirable claridad las cuestiones más difíciles de Teología y Filosofía, llegando a ser en poco tiempo el más ilustre maestro de estas ciencias y la lumbrera de su siglo.

 

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6.    BEATO JUAN DUNS ESCOTO[6]

PIDIÓ EL DON DE CIENCIA A LA VIRGEN Y FUE ESCUCHADO

 

Juan Duns Escoto, desde pequeño deseó ardientemente instruirse, pero debido a su escaso entendimiento no progresaba en los estudios, siendo el último de la clase, por más esfuerzos que hacía por aprender. Como era muy devoto de la Virgen María, no se cansaba de suplicarle que le concediese un poquito de inteligencia. La constancia y el fervor de esta petición fueron escuchados por la Madre de la Sabiduría, que se le apareció una noche en sueños, prometiéndole el “don de ciencia” para que lo emplee al servicio del bien. Juan Duns Escoto no bien se despertó del sueño, se sintió con aptitudes tan extraordinarias para el estudio que sus condiscípulos y maestros quedaron asombrados. Y fue tal su progreso en las ciencias, que muy pronto terminó por ser uno de los hombres más sabios de su siglo.

 

En 1305, por orden de la Santa Sede, se reunieron en París, para debatir sobre la célebre controversia de la Inmaculada Concepción los más destacados doctores de Francia. Fue invitado Escoto, y cuando se dirigía al lugar de la asamblea, al pasar por el patio de la Universidad se postró ante la imagen de María, dirigiéndole esta breve, pero ardiente súplica:

 

“Que esto que voy a hacer, oh Virgen santa, redunde en tu alabanza; dame fuerza para resistir a tus enemigos”.

 

La estatua de la Virgen inclinó su cabeza como señal que le otorgaba la gracia pedida; y según afirman los testigos, en esa actitud permaneció durante los siglos venideros. Animado Escoto con tan extraordinarias señales, rebatió maravillosamente las doscientas tesis que argumentaron los “doctores” contrarios a la Inmaculada.

 

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7.    SAN ANDRÉS CORSINO[7]

CONSAGRADO A LA VIRGEN POR SUS PADRES

En la vida de los santos es grande el número de los que fueron consagrados y ofrecidos a la Virgen por sus padres, antes de nacer, o después de su nacimiento, y esto aconteció en la vida de Andrés Corsino, nacido en Florencia-Italia el 30 de noviembre de 1302.

 

Andrés Corsino hizo derramar muchas lágrimas a su madre en su juventud. Llevó una vida disipada y rebelde, llena de vicios, peligros y placeres.

 

Un día su madre, angustiada de ver la vida que llevaba, se decidió a contarle un misterioso sueño que tuvo antes de que naciera:

 

“Poco antes de que tu nacieras, yo te vi en sueños convertido en un lobo feroz y que entrabas a un templo, y allí ante la imagen de la Sma. Virgen te convertías en un manso cordero. Oh cuanto he rezado a Dios y a la Virgen para que la segunda parte de este sueño se convierta en realidad. Lobo ya lo has sido, y más malo de lo que jamás hubiéramos imaginado que ibas a llegar a ser. Pero confío en que la madre de Dios te habrá de convertir algún día en manso cordero que no ofenda al Señor. Desde el día de tu nacimiento yo te consagré a Dios y a la Madre Santísima, y con tu padre no hemos dejado un sólo día de rezar para que te conviertas y cambies de modo de comportarte”.

 

Como aconteció en la conversión de San Agustín, (por ruegos de su madre) “es imposible que un hijo de tantas lágrimas perezca”. Del mismo modo San Andrés Corsino ante el poder de las lágrimas maternas y de sus oraciones, una mañana cayó rendido de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora del Carmen, en la iglesia de los padres carmelitas, y de este encuentro con la Soberana, salió decidido a entrar en el convento de los Carmelitas. Cuando le comunica a su madre esta decisión, ella llena de júbilo y gozo le contesta:

 

“Si ya eras de la Virgen y no mío, desde que naciste, Andrés”.

 

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8.    SAN FRANCISCO DE PAULA[8]

UN DEVOTO CONSUMADO

Siendo niño San Francisco de Paula, rezaba el rosario y el oficio de la Santísima Virgen, de rodillas y con la cabeza descubierta, aún en el más inclemente invierno. Un día le mandó su madre, que se cubriese, por temor de que enfermara con el frío del tiempo, y el niño le respondió sabiamente:

 

“Madre mía, ¿cómo querrías que estuviese si hubiera de hablar con la reina de la tierra?... Pues ahora estoy hablando con la Emperatriz del cielo”.

9.    SAN FELIPE NERI[9]

ES ASISTIDO Y CURADO POR LA VIRGEN

Hay un hecho en la vida de San Felipe Neri en la cual la Virgen se le aparece para curarlo de una enfermedad que padecía en la vesícula. Según relatan los testigos el santo había perdido el conocimiento, cuando inesperadamente se incorporó, y abriendo los brazos exclamó:

 

“¡Mi hermosa Señora!”. “Mi Santa Señora”.

 

El médico que lo atendía lo tomó del brazo tratando de calmarlo, pero San Felipe apartándolo le dijo:

 

“Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido a visitarme”.

 

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10.  SAN PABLO DE LA CRUZ[10]

LA VIRGEN Y LA ORDEN DE LOS PADRES PASIONISTAS

La Virgen se le apareció a San Pablo de la Cruz, vestida de negro, con el emblema de los Pasionistas y le dijo:

 

“Hijo mío, tú ves que estoy vestida de luto por la dolorosísima Pasión de mi Hijo Jesús. Debes vestir el mismo hábito y fundar una congregación que guarde un duelo perpetuo por la pasión y muerte de mi Hijo”.

 

El santo postrado ante la imagen de la Virgen en Santa María la Mayor, hizo el juramento de difundir esta devoción y fundar la congregación.

11.    UN PECADOR SE CONVIRTIÓ LEYENDO “EL SECRETO DE MARÍA”

Un anónimo, leyendo el famoso opúsculo “EL SECRETO DE MARÍA” de San Luis María Grignión de Montfort, se dirigió por carta a los padres Jesuitas de Bilbao en estos términos:

 

“Bilbao, 27 de noviembre 1911

 

He vivido durante veintitrés años lleno de toda clase de pecados en todos los mandamientos y el día de la Virgen (hará un año), leyendo el “Secreto de María” que publicaron ustedes por este tiempo, me consagré a la Virgen por esclavo, y por lo tanto está próximo a cumplirse el año que por su intercesión creo que no he caído en pecado mortal.

 

Calculen ustedes mi agradecimiento a la Santa Virgen María, de quien cada vez me considero más indigno esclavo suyo, y a quien cada vez quiero más con toda mi alma y por ella a Nuestro Señor Jesucristo.

 

Al escribir estas líneas lo hago por entusiasmo de manifestar mi agradecimiento a la Santa Virgen María y al mismo tiempo para consuelo de los pecadores.

 

Mil gracias por su libro (que por cierto es el tesoro más preciado que guardo para mis hijos), y suplicándoles me digan en telefonemas, que haré para mostrarme cada vez más agradecido a la Santa Virgen María, quedo muy reconocido”.

Un esclavo de María.


 
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12.  LA CONVERSIÓN DE ALEXIS CARREL

Alexis Carrel, premio-Nobel de Medicina en 1913, fue uno de los sabios de la época, profesaba el agnosticismo. Llevado por la angustia metafísica del ser escribió una obra que tituló La incógnita del hombre.

 

Corría el año de 1903, los milagros de Lourdes inquietan a Alexis, el cual decide ponerse al frente de un equipo médico, llevando en peregrinación a 300 enfermos. En el hospital de los Sept-Douleurs le piden que chequee a la paciente María Bailly que se encontraba grave. Después de auscultarla emitió su diagnóstico: “Peritonitis tuberculosa. Está en el último grado de caquexia. Puede vivir todavía algunos días, pero está perdida”. La enfermera que la cuidaba le expresa el deseo de la enferma de ser llevada a la fuente milagrosa. Los médicos acceden y Carrel se ofrece a acompañarla. Cuando está saliendo del hospital le comenta a su compañero: “si esta se cura, me meteré de monje”.

 

Llegado al sitio, asombrado Carrel contempló la milagrosa curación: “estoy alucinado”. Todos los médicos la vuelven a examinar y el dictamen es unánime: “esta enferma está completamente curada, es indiscutible”.

 

En secreto, esa misma noche escribió en su cuaderno íntimo, esta confesión a la Virgen:

 

“Dulce Virgen, que socorréis a los desgraciados que os imploran humildemente, guardadme. Creo en Vos. Habéis querido responder a mis dudas por un esplendoroso milagro. No sé verlo y dudo todavía. Pero mi mayor deseo y el objetivo supremo de todas mis aspiraciones es creer, creer perdidamente, ciegamente, sin discutir ni criticar nunca más.

 

Vuestro nombre es más dulce que el sol de la mañana. Acoged al pecador inquieto, de corazón agitado y de frente arrugada, que se agota persiguiendo quimeras. Bajo los consejos profundos y duros de mi orgullo yace un sueño, desgraciadamente sepultado todavía, el más seductor de todos los sueños, el de creer en Vos y amaros como os aman los monjes de alma blanca”.

 

Cerca de morir hizo la siguiente profesión de Fe:

 

“Quiero creer y creo todo lo que la Iglesia católica quiere que creamos. Y no experimento en ello ninguna dificultad, ya que no encuentro ninguna oposición real con los datos reales de la ciencia”.

 

El libro que escribió antes de morir, “La Conducta en la vida”, demuestra un cambio radical en su pensamiento:

 

“Y la Madre de Dios bendecía con su presencia innumerables lugares”.

 

Después de su muerte apareció su libro “El viaje a Lourdes”.


 

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LEYENDAS MARIANAS

13.  LA LEYENDA DE TEÓFILO

 

En la edad media apareció una leyenda muy popular que se la dio en llamar la Leyenda de Teófilo. Cuentan que Teófilo, desengañado por un error profesional, vende su alma al diablo, pero se arrepiente luego y pide a la Santísima Virgen le alcance perdón de Dios. María oye su oración y obliga al diablo a que rescinda su contrato.

14.  SAN ILDEFONSO Y LA CASULLA DE LA VIRGEN[11]

Hay una leyenda sobre San Ildefonso, amante y fiel devoto de la Virgen en el que se relata la visita y el celestial regalo de una casulla que le entregó la Virgen al Santo como premio y recompensa por el tratado que escribió en defensa suya sobre la “Perpetua Virginidad de María Santísima” en contra de las infamias y blasfemias que apareció en un libro escrito por unos herejes. La leyenda escrita por Santos Díaz Santillana en la parte que nos interesa textualmente dice:

 

“Todo Toledo acudió a la fiesta de la Virgen. El santo arzobispo levantóse a maitines y entró en la iglesia seguido de su clero. Pero, al penetrar en el templo la comitiva, todos quedáronse atónitos y asombrados. Una luz vivísima los deslumbró de tal suerte que, dejando caer las antorchas, retrocedieron despavoridos.

 

Quedó San Ildefonso rodeado de ángeles y resplandores. Una dulce armonía se escuchaba y un perfume suavísimo, de gloria, embalsamaba el ambiente. Y allí, sobre la misma ebúrnea cátedra desde donde el santo prelado solía predicar al pueblo las glorias de María, apareció la Señora, radiante, hermosísima, sonriente. Traía en sus divinas manos un presente prodigioso: una maravillosa casulla de seda y oro, refulgente de perlas y finas pedrerías, hecha por manos angélicas en los talleres del cielo.

 

Bien has escrito de mí, Ildefonso - dijo la celestial Señora con voz incomparable-. Acércate, carísimo siervo de Dios; recibe de mis manos este don que traigo para ti del Tesoro de mi Hijo; úsale solo en el día de mi festividad. Y como siempre tuviste los ojos fijos en mí y el ánimo dispuesto a mi servicio, y ceñiste tus lomos con el cíngulo de la virginidad, y con la dulce elocuencia de tu labio, derramaste en los corazones de los fieles, mis glorias y loores; adórnate ya en esta vida de la túnica de la gloria para alegrarte después en mi morada con los demás siervos.

 

Cayó extático San Ildefonso al recibir la sagrada casulla, sonó de nuevo la dulce armonía de las legiones angélicas y esparcióse por los ámbitos de la basílica suave humo de incienso, mientras los ojos de Ildefonso permanecían clavados en el ábside, como queriendo retener la visión que desaparecía”.


 

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SUCESOS MARIANOS

15.  LA ORDEN DEL CARMELO

La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo recibe su nombre del Carmelo, monte de Palestina al oeste de Nazaret. Carmelo significa Viña de Dios. Carmen = Viña; y El = Elohim = Dios, también significa Jardín de Dios.

 

El Carmelo fue habitado y allí vivieron el profeta Elías, su discípulo Eliseo y los hijos de los profetas. La Biblia nos narra en (1 R 18, 16 - 44) los prodigios que realizó Yahveh a través del profeta Elías contra Ajab rey de Israel y sus Baales por haberlo abandonado y apartado de sus caminos, de como, el profeta mientras subía a la cima del monte Carmelo se encorvó hacia la tierra poniendo su rostro entre las rodillas, ordenando a su criado subir y volver hasta siete veces a mirar el mar. A la séptima vez le dijo: «Hay una nube como la palma de un hombre, que sube del mar».

 

Esta nube es figura de la Virgen. La tradición nos narra, que el profeta Elías en esa nubecilla contempló extático la figura de la Virgen Inmaculada, motivo por el cual el profeta le construyó cerca de la gruta donde habitaba un oratorio a la Virgen, el primero en su honor, con esta inscripción: “A LA VIRGEN (DE LA NUBECILLA) QUE HA DE SER MADRE SIN DEJAR DE SER VIRGEN”. También la tradición relata que la Sagrada Familia, cuando Jesús tenía siete años, al regresar de Egipto se quedaron en el Monte Carmelo durante dos días.

 

Se dice que a partir de entonces muchos discípulos siguieron al profeta Elías y se retiraron allí para llevar una vida de ermitaños.

 

Bertoldo de Malefaida, según un relato del monje griego Focas (escrito alrededor de 1177) se fue a vivir al monte Carmelo por una visión que tuvo del Profeta Elías y allí con otros diez compañeros reconstruyeron un antiguo monasterio cerca de la gruta de Elías llamada también “Escuela de los Profetas”[12]

 

Aymeric de Malefaida, pariente suyo, siendo Patriarca de Antioquia, los visitó hacia el 1155 y luego de aprobar este género de vida que llevaban lo nombró superior de la comunidad, dándoles también una regla para su vida monacal. San Bertoldo murió en 1198, sucediéndole San Brocardo. En 1220 tomaron el nuevo nombre de “Hermanos de la Orden de la Santísima Virgen del Monte Carmelo”. A la Virgen María le dedicaron su primer convento siendo llamados por esta causa “Hermanos Ermitaños de Santa María del Monte Carmelo”.

 

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16.  EL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN

Simón Stock[13], VI Prior de los Carmelitas, agobiado por los problemas de su Orden, al despuntar el alba del 16 de julio de 1251, se encomendó devotamente a la Virgen, rogándole con insistencia con esta tierna plegaria:

 

“FLOR DEL CARMELO

VIÑA FLORIDA

ESPLENDOR DEL CIELO

VIRGEN SINGULAR

QUE DISTE A LUZ,

MADRE DULCE

QUE NO CONOCISTE VARÓN

A LOS CARMELITAS

SE PROPICIA

ESTRELLA DEL MAR.”

 

De pronto se le apareció la Virgen, vestida de Carmelita y escoltada de innumerables Ángeles, y, entregándole el Escapulario que llevaba en sus manos, le dijo:

 

“Recibe, amadísimo hijo, este Escapulario de tu Orden, señal de mi Hermandad y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: el que muriere con él no padecerá el fuego eterno. Es señal de salud, salvación en los peligros, alianza de paz y de pacto sempiterno”.

 

En otra ocasión La Virgen le confirmó y reveló más ampliamente los milagros y prodigios que obrará EL SANTO ESCAPULARIO en quienes lo lleven puesto:

 

“Este Escapulario es la librea que distingue a mis hijos más queridos; es prenda de mis grandes misericordias, salvación en toda clase de peligros para el cuerpo y para el alma; mediante él protegeré durante la vida, ayudaré en la hora de la muerte, y salvaré después: Quien muera con él, se librará de ir, al fuego eterno”.

 

La noche del sábado de 1322 la Virgen se le apareció al Papa Juan XXII pidiéndole que se apresure “a conceder gracia y amplia confirmación a mi devota y amada Orden de los Carmelitas, fundada por Elías y Eliseo en el Carmelo”. La Virgen le manifestó:

 

“Quienes por devoción, entraren en esta religión llevando la insignia del Santo Escapulario y llamándose hermanos o cofrades serán libres y absueltos de la tercera parte de sus culpas...y el día que salgan de este mundo y vayan al Purgatorio, Yo, su Madre, bajaré el primer sábado después de su muerte, y a cuantos en él hallaré, los libraré y llevaré al Monte Santo de la vida eterna”.

 

También le señaló dos condiciones para merecer el privilegio de salir enseguida del Purgatorio:

 

“Guardar castidad según el propio estado” y “Rezar el Oficio Parvo”.

 

Sobre la segunda condición la Virgen previno:

 

“Quien no pueda o no sepa leerlo, lo supla guardando los ayunos de la Iglesia guardando abstinencia de carnes los miércoles y sábados del año”.

 

Para quien no pueda guardar abstinencia por enfermedad, o porque esta amamantando a un hijo o porque a los hijos le prohiben sus padres, la Virgen previno:

 

“Pedir a un confesor cualquiera la conmutación de la abstinencia por una penitencia o por algunas prácticas piadosas que la suplan, por ejemplo siete Padrenuestros diarios”.

 

Sobre el Santo Escapulario hay un hecho extraordinario. San Alfonso María Ligorio[14] después de llevar muchos años de enterrado, cuando se abrió el sepulcro para exhumar sus restos mortales (como parte del proceso de beatificación), se encontró que los ornamentos con que fue amortajado estaban hechos polvo, en cambio el Santo Escapulario con que fue sepultado estaba intacto.

 

El Papa Pío XII con ocasión de la conmemoración del séptimo centenario del Escapulario (1950), refiriéndose al hábito de la Virgen del Carmen, señaló en su carta, (dirigida en especial a todos los devotos del Escapulario), que vieran en este “hábito de María el signo exterior de nuestra Consagración al Inmaculado Corazón de María”.

 

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17.  LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO[15]

En el Monasterio de la Inmaculada Concepción de Quito, perteneciente a la Orden Franciscana, la Virgen bajo la advocación de María del Buen Suceso se le apareció en cinco ocasiones a la Sierva de Dios Mariana Francisca De Jesús Torres y Berriochoa[16]: el 2 de febrero de 1594, el 6 de enero de 1599, el 2 de febrero de 1610, el 2 de febrero de 1634 y el 8 de diciembre de 1634. En cada una de las apariciones la Virgen le reveló sendos mensajes:

 

“Soy María de El Buen Suceso, la Reina de los cielos y la tierra. Precisamente porque eres alma religiosa, amante de Dios y de tu Madre que te habla, he venido desde el cielo a consolar tu afligido corazón”.

 

Por la salvación de los pecadores:

 

“Yo sacaré a las almas del abismo de sus culpas y Dios será glorificado en ellas”.

“Yo soy poderosa para aplacar la Justicia Divina y alcanzar piedad y perdón a toda alma pecadora que acuda a Mí con contrito corazón, porque soy la Madre de la Misericordia y en Mí no hay sino bondad y amor”.

“Duélete, hija mía, y llora por tus incautos hermanos los pecadores, exigiendo de Dios y Redentor que envíe a sus almas, muy particulares y eficaces gracias, capaces y poderosas  para sacarlas del abismo oscuro del pecado en que yacen”.

 

A las hijas de su amado monasterio:

                                                                                                                          “Cuando las tribulaciones del cuerpo o del espíritu las agobien y parezcan que naufragan en ese mar sin fondo: una mirada a mi santa imagen será para ellas como la estrella del náufrago, siempre me tendrán presta a oír sus gemidos y acallar su llanto. Diles que acudan siempre a su Madre con fe y amor”.

“Diles que imiten mi humildad, mi obediencia, mi espíritu de sacrificio y mi absoluta dependencia de la Voluntad Divina”.

 

También la Virgen prometió a Mariana Francisca de Jesús dar su protección perenne a la Obra:

 

“En el brazo derecho tengo el báculo que ves, porque quiero yo gobernar este mi Monasterio como Prelada y Madre”.

 

“Te hago saber que mi amor maternal velará sobre los Conventos de toda la Orden de mi Inmaculada Concepción, porque esta Orden me dará mucha gloria en santas hijas que tendrá; y con especialidad cuidaré de los Conventos fundados en estas tierras por mis hijas de esta Casa”.

 

Sin entrar en detalle, respecto a las revelaciones y experiencias que tuvo Mariana Francisca de Jesús, dejaré que sea ella misma, quién nos dé a conocer su pensamiento mariano, tan delicadamente expuesto en una de las partes de su testamento espiritual que dirigió a su comunidad antes de morir:

 

“Amad mucho a la Virgen Santísima, imitad sus virtudes, sobre todo su humildad profunda, su ardiente amor a Dios y a los pobres pecadores; el amor mutuo, la sencillez y candor infantil; que no haya dobleces ni hipocresías en vuestras almas; conservad y propagad su culto bajo la tierna advocación de El Buen Suceso que con ella conseguiréis cuanto pidáis a Jesús y María; pero sabed hijas queridas, que vendrá el tiempo en el que, descuidándose el culto de María Santísima Madre de el Buen Suceso, casi no se hará mención del él. Entonces yo me postraré en el Cielo ante el Trono de María y conseguiré de su maternal Corazón, que se digne bajar nuevamente a este mi querido Convento y favoreciendo a una de mis venideras hijas con muchas manifestaciones, a la cual yo misma prepararé su alma y vocación desde sus tiernos años para recibir gracias tales; ella siendo Prelada, levantará el culto caído el que se conservará ya sin decaer por completo.

 

Sabed también hijas y hermanas de todos los tiempos, que la Santa Imagen es consagrada con Óleo Santo y que la cuidan los tres Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, a fin de que la sierpe traidora no le haga daño, porque viéndose oprimida y quitada muchas almas por esta devoción y advocación, intentará siempre hacerla pedazos, pero ¡vanos intentos! Dios cuida de sus obras; mas vosotras cuidad también con esmero vuestro propio tesoro y hacerla conocer y amar de cuantas almas podáis, asegurándoles que siempre, con su devoción conseguirán buenos sucesos para el tiempo y para la eternidad; acudid a Ella en todas vuestras necesidades espirituales y temporales cuando vuestras almas se hallen sufriendo tentaciones, amarguras y si la estrella de la divina vocación, por permisión divina, se esconde de la vista de vuestra alma, recurrid a Ella con confianza y decidle: Estrella del mar proceloso de mi mortal vida, alúmbreme tu luz para no errar el camino que al Cielo me conduce”.  

 

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18.  LA DOLOROSA DE QUITO [17]

El 20 de abril de 1906, viernes de Pascua, en el comedor de los internos del colegio San Gabriel de Quito a cargo de los Padres Jesuitas, un cuadro con la imagen de Nuestra Señora de la Dolorosa en el que aparece su divino corazón traspasado por siete espadas, empezó a abrir y cerrar prodigiosamente los ojos, durante 15 minutos aproximadamente, en presencia de 40 testigos entre los que se encontraban 35 alumnos, 2 religiosos y 3 empleados del colegio. 

 

El mismo portento se volvió a repetir el jueves 7, el domingo 24 de junio, y el martes 3 de julio, en la iglesia a donde fue trasladada. Fueron expresiones de “profunda tristeza, alegría, mansedumbre, dulzura y amor”, según los testimonios recibidos.

 

La imagen de la Virgen Dolorosa es de mediana dimensión, mide (52 cm de alto, ´ 40 cm de ancho). Verificado los acontecimientos, la autoridad eclesiástica confirmó al mes siguiente “como históricamente cierto” el prodigioso hecho.

19.  EL MILAGRO MÁS CÉLEBRE DE LA VIRGEN MARÍA

La Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, realizó un portentoso milagro, restituyendo la pierna a Miguel Juan Pellicer.

Miguel Juan Pellicer a finales de 1637 tuvo un accidente en Castellón de la Plana-España, pequeño pueblo, a donde fue a trabajar en compañía de su tío. Mientras laboraba, la carreta que era arrastrada por dos mulas (cargada de trigo), cayó al suelo pasándole una de las ruedas sobre la pierna derecha.

 

Vanos fueron los esfuerzos que hicieron los médicos en un famoso hospital de Zaragoza por salvarle la pierna, no quedando otra alternativa que amputarle el miembro cuatro dedos por debajo de la rodilla. Después de efectuada la amputación, el practicante y otro compañero enterraron el resto de la pierna en el cementerio del hospital.

 

Miguel Juan, después de varios meses de convalecencia, salió del hospital con una pata de palo y una muleta. Cerca de dos años estuvo en Zaragoza pidiendo limosna en la puerta del Pilar. Cuando sentía fuertes dolores en la herida cicatrizada, acostumbraba a untarse con el aceite de las lámparas de la Virgen. Asistía a misa todos los días y se confesaba y comulgaba cada ocho días, y sobre todo le rezaba devotamente  a la Virgen.

 

A comienzos de 1640 regresó a la casa de sus padres en Calanda (Terruel). Una noche, el 29 de marzo  de 1640 después de una dura faena, regresó muy cansado a su casa, con fuertes dolores en la parte afectada. Su cama la encontró ocupada por un soldado de caballería, a quién su familia le había dado hospitalidad, no teniendo más remedio que recostarse en un “serón de esparto y un pellejo”, junto a la cama que ocupaban sus padres.

 

Mientras dormía, Miguel Juan soñó que se untaba el “muñón” con aceite, en el Pilar. Al entrar sus padres en el aposento percibieron una extraña fragancia; la madre se aproximó con el candil a ver a su hijo, y contempló llena de asombro que no tenía una, sino las dos piernas. Lo más extraordinario de este hecho, consistió en que era la misma pierna cortada, la que había sido restituida en la parte cicatrizada, porque cuando fueron a buscarla al lugar donde se encontraba enterrada, no hallaron  nada. La Virgen había realizado el milagro más prodigioso y comprobado que se conoce.  

 

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[1] Santa Clara (1194–1253), nació en Asís-Italia. Escuchando predicar a San Francisco sobre “el desprecio del mundo” optó por seguir a Dios. Fundó la Congregación de las Clarisas Pobres.

[2] San Vicente Ferrer, famoso predicador de la Orden de los Dominicos, nació en Valencia-España el 23 de enero de 1350 y murió en Vannes-Francia el 5 de abril de 1419.

[3] Juan Gerson “el Canciller de la Sorbona” nació en Jarson de Barby (Reims) en el año de 1363. En 1394 obtuvo el doctorado en teología. Desde su juventud se destacó por sus dotes de gran orador. En 1395 fue nombrado Canciller de Notre – Dame y de la Universidad de París. Partícipó en el Concilio de Constanza (1414-1418). Escribió algunos tratados de importancia. Murió en el año de 1429.

[4] San Alberto Magno nació en 1206, en el castillo de Lauingen, a orillas del río Danubio. Considerado como el más sabio de toda la Edad Media. Fue físico, químico, geógrafo, astrónomo, biólogo, teólogo. Obispo de Regensburgo. Discípulo suyo fue Santo Tomás de Aquino. El Papa Pío XI lo proclamó Doctor de la Iglesia. Sus contemporáneos lo llamaron “El Doctor Universal”. Murió en Colonia-Alemania el 15 de noviembre de 1280. 

[5] En efecto esto aconteció mientras enseñaba en Colonia, tres años antes de su muerte.

[6] Juan Duns Escoto, nació en Duns-Escocia en 1265 a finales del mes de diciembre. Perteneció a la Orden Franciscana, donde se ordenó de sacerdote en 1291. Juan Duns Escoto, daba clases en la Universidad de Oxford, cuando fue llamado por el General de su Orden para que se presente el 8 de diciembre  de 1305 a debatir sobre la Doctrina de la Inmaculada, en la célebre Universidad de la “Sorbona de París”. Murió en Colonia-Alemania el 8 de noviembre de 1308. Allí reposan sus restos.

 

[7] San Andrés Corsini, nació en Florencia-Italia el 30 de noviembre  de 1302. Fue Obispo de Fiésole durante 24 años. Murió el 6 de enero de 1373.

[8] San Francisco de Paula nació en Paula, Calabria-Italia, en 1416. Profeta y Taumaturgo. Fundador de los Frailes Mínimos. Murió el 2 de abril de 1507.

[9] San Felipe Neri nació en Florencia-Italia el 21 de julio de 1515. Fundador de la “Congregación del Oratorio”, (comunidad conformada por sacerdotes seculares), reconocida y aprobada por el Papa Gregorio XII En 1575. Murió en Roma el 26 de mayo de 1595.

[10] San Pablo de la Cruz, nació en Ovada, Génova-Italia en 1694. En 1737 fundó la Congregación de La Santísima Cruz y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, mejor conocidos como “Padres Pasionistas”. Murió el 18 de octubre  de 1775. Su espiritualidad se resume en esta frase: “La salvación está en la Cruz”.

[11] San Ildefonso nació en Toledo-España en el año 607. Fue elegido Arzobispo de Toledo. Murió el 23 de enero del año 667.

[12] Lugar de encuentro de los profetas y sus discípulos.

                                      29  San Simón Stock nació en Montinduni, perteneciente al Condado de Kent, Inglaterra, allá por los años de 1166. Fue elegido General de la Orden Carmelita en el año de 1245. Murió en Burdeos, Francia el 16 de mayo de 1265. 

[14] San Alfonso desde pequeño llevó siempre el Escapulario en su pecho que le había impuesto su mamá.  

[15] Esta advocación de la Virgen del Buen Suceso, es conocida también en España. Ha sido una de las más veneradas en Madrid. Data del año de 1606, cuando dos hermanos de la Congregación de los Mínimos, Gabriel de Fontanet y Gabriel Martínez, mientras iban de peregrinación a Roma, en el camino de Traiguera (Castellón) se internaron en una cueva para protegerse de una tempestad. Allí para sorpresa de ambos, encontraron en medio de las piedras un bulto de la Virgen en posición de pie, con el niño en su brazo izquierdo y un cetro en su mano derecha. Al llegar a Roma se la presentaron al Papa Pablo V, quién al verla la bautizó con el nombre de Buen Suceso. De allí la llevaron a Madrid, siendo venerada hasta la actualidad.

[16] La Madre Mariana Francisca de Jesús nació en el año de 1563 en una pequeña comarca de la Provincia de Vizcaya- España. A los nueve años con el consentimiento de sus padres se embarcó junto a su tía, la Madre María de Jesús Taboada y otras siete religiosas para fundar el Convento monacal de la Limpia Concepción, ubicado cerca de la actual Plaza de la Independencia, en Quito-Ecuador. Fue una religiosa de extraordinarias virtudes a quién el Señor le concedió el don de profecía. El 4 de octubre de 1593 fue nombrada Abadesa del Monasterio. El 16 de enero de 1635 murió en olor de santidad.    

[17] Mejor conocida como La Dolorosa del Colegio. Es la Reina del Ecuador.