Paloma.

1. Tórtola, zurata, pichón o paloma son las principales variedades de volátiles, salvajes o no, que la Biblia agrupa bajo el nombre genérico de paloma (heb.: yonah). Es la única ave ofrecida en sacrificio en el templo. Como ofrenda de los pobres, es utilizada sobre todo en los ritos de purificación (Lev 1,14; 5,7. 11; Núm 6,10; Lc 2,24, que cita a Lev 12,8). De ahí la presencia en el templo, de los vendedores de palomas (Mt 21,12 p; 7n 2,14.16).

2. Los judíos, familiarizados con las costumbres de la paloma, se inspiran fácilmente en ella para sus comparaciones. Si Israel aguarda la salvación que no llega, deja oír los gemidos de la paloma (Is 38,14; 59,11; Nah 2,8). Desalentado, querría volar al desierto (Sal 55,7s). Las migraciones estacionales manifiestan en la paloma un conocimiento instintivo que falta a Israel con respecto a Dios (Jer 8,7); evocan alternativamente la fuga en exilio (Ez 7,16) o el regreso al hogar (Os 11,11; Is 60,8). Por otro lado, “Efraím es una paloma tonta, sin juicio” (Os 7,11), espantada por el peligro. De todas estas comparaciones Jesús no retuvo ninguna inmediatamente; procede por oposición, ordenando a sus discípulos que se muestren “prudentes como las serpientes y cándidos como las palomas” (Mt 10,16).

3. Finalmente, en la Biblia, como en numerosos poetas, la paloma puede designar simbólicamente el amor. La amada es a los ojos del amante “mi paloma” (Cant 2,14; 5,2...). Israel se da a sí mismo este nombre: “No entregues a la bestia la vida de tu tórtola” (Sal 74,19). En el bautismo de Jesús, el Espíritu de Dios desciende como una paloma y viene a Jesús (Mt 3,16 p). Ninguna interpretación cierta se ha podido dar de este símbolo. Es muy probable que no se trate de una alusión a la paloma que vuelve al arca de Noé (Gén 8,8-12).

Algunos, apoyándose en tradiciones judías, identifican a la paloma con Israel. ¿No sugiere más bien la paloma el amor de Dios que desciende simbólicamente a la tierra? Finalmente, algunos críticos, de acuerdo con otras tradiciones judías que veían una paloma en el Espíritu de Dios que se cernía sobre las aguas (Gén 1,2), estiman que evoca la nueva creación que tiene lugar en el bautismo de Jesús.

XAVIER LÉON-DUFOUR